Con este nombre nuclea Marcelo Larrosa un puñado de trabajos (que han surgido en un tiempo profundo) en esa temática metafórica que aborda con una sustancia constructivista que tiene a don Joaquín Torres García como faro.
La proyección que alcanzan nuestros ojos crea la línea. Con la línea aparece el horizonte. Desde este planteo podemos acercar una definición: Línea es el límite entre lo real y lo ignoto. Horizonte, el espacio donde se asienta un mundo que se puede expresar solo simbólicamente para abarcar una realidad trascendente que abre un estado mixturando lo tangible con lo intangible.
Abordar la línea que da origen al horizonte incluye el abismo, la irrealidad, el camino… en la mirada de un artista todos estos elementos se acompañan de la emoción, vivenciando a través de ella verdades intensas que nacen de la voluntad de escrutar en lo profundo habitando la superficie.
La línea de horizonte (ecuación existencia – inexistente) pone fin a la distancia; con el límite aparece la forma, en la forma la estética, en la estética la ética y en la ética el compromiso del artista. Creo que desde ahí nace esta “serie” de Larrosa.
De escrutar la línea de horizonte crecen estas obras … paisajes constructivos, medidos, amalgamados, donde no aparecen elementos orgánicos, pero se respiran, se sienten, se transitan.
Una línea de horizonte los contiene, los define, los estructura, los vuelve realidad en “lo puro de la geometría· ( J.T. G) para que los habite un misterio de horizonte.
Son tan paisajes que es más fácil encontrar su referencia en lo natural que tratar de explicarlos en lo estructural. Lo estructural es consecuencia de ese orden imperativo de estética que atraviesa la producción de Larrosa.
Su obra es el resultado de una medida que disciplina el conjunto, que lo sostiene, que lo compone sin recetas. La superficie donde nace la obra se secciona en líneas que forman el contorno de otros planos, que se vuelven ángulos, que enmarcan superficies en cortantes rectas que definen campos de colores o monocromos.
En algunas de las obras de esta serie he notado que en un plano superior limpio, aparecen dos o tres estructuras definidas con un trazo de color, como un enigma que traspasa lo meramente compositivo, dando lugar a lo sustantivo que se adjetiva en la objetividad del cuadro.
De una u otra manera Larrosa da como resultado sustancia plástica que interroga en lo profundo y que puede relacionarse tanto con Klee , con Mondrian o con Torres.
Lo novedoso de la obra de Marcelo Larrosa radica en que trabaja su obra con un lenguaje común a todos los artistas, eso la vuelve personal al mismo tiempo que traduce la cadencia que ha acompañado el desarrollo artístico en el tiempo.
En Línea de horizonte nos muestra nuevamente que dueño del oficio que le permite desempeñarse sin tropiezos, es a su vez consiente de lo que realiza, tanto como para no dejar que la habilidad pueda colarse y haga a un lado lo expresivo y único.
Ramón Cuadra Cantera.